viernes, 4 de marzo de 2011

Por Qué el Individualismo no es Egoísmo: Xat amb Nur (I)

Hace poco conversaba a través del chat con una ex-alumna sobre temas que tienen que ver con la búsqueda de la felicidad, el logro de méritos y la prosperidad personal. Acusioamente me insistía en que no olvidara la humildad, el valor de tener solidaridad con aquellos que más necesitan y como elemento medular que la felicidad no es la riqueza ni alcanzar muchos títulos.

Quiero decir que en el plano teórico, -mas no en los métodos de como supuestamente se consiguen estos ideales-, estoy de acuerdo con algunos de los presupuestos que me sugería. Y sin que se horroricen mis lectores por su percepción porque asumo valores de la tradición liberal (que no significa derecha), puede que les haga pensar que esa postura equivale al Egoísmo. Para seguir, tal como lo dicta la maqueta teórica colectiva, viene sin ninguna duda lo siguiente: La consecución de mis Fines no les importan los Medios que utilice, esto pareciera que desde el plano moral y ético hace perversa y mezquina mi actuación. Por eso, justamente aprovecho la oportunidad para defender lo que producto de la demonización de las teorías que se hacen defensoras de estos ideales (todas provenientes de la matriz filosófica del historicismo), cautiva a mucha gente distorsionando muchas veces la verdad. Esto es asociar a la libertad individual con libertinaje, la riqueza como producto de la explotación -que se obtiene sólo a costo de los más débiles- y con ello la consecuencia final es que se amplían las desigualdades y se perpetúa la pobreza.


Haciendo caso a la libertad de que pensamos como queremos y que nadie nos puede juzgar por ello, me adentro al planteamiento. Sin embargo, quiero advertir que muchas veces, el caldo, que alienta a esta postura haciéndola potente en fuerza, ha servido para esconder la frustración por lo no alcanzado, lo cual, hace que responsabilicemos a personas o cosas externas, antes -y solo si hay razonamiento- que a nosotros mismos. Allí y justo allí ciertos sentimientos humanos perversos como la envidia, el resentimiento, el dolor por el fracaso y el peor de todos, el Odio afloran con brillantéz. Debo advertir que tal empresa la partiré en varios artículos.


El Historicismo y El mito del Destino


El colectivismo en términos conceptuales, y no hablo en sentido peyorativo como cuando se habla del neoliberalismo, en la versión de K. Popper se usa:”para designar la doctrina que hace hincapié en la significación de algún ente colectivo o grupo, por ejemplo: el Estado, ´o un Estado determinado, una nación, una clase, etc´ en oposición al individuo.” Al respecto sus defensores se hacen eco de la causa ideal de la justicia social y la igualdad. La pregunta es: ¿Y cuál es el problema?. Pues este: Que ve al individuo como “un peón, un instrumento insignificante dentro del desarrollo humano” Primero porque manifiesta, que los grandes protagonistas de la Historia son -y cito a Popper “las grandes naciones y sus grandes líderes o bien quizá las grandes Clases (los proletarios, los arios y etc.) o las Grandes ideas” y segundo el error en su afán por descubrir supuestas leyes históricas (tal como lo hace la física a los objetos, y digo error porque el comportamiento humano no tiene necesariamente, las mismas propiedades) podrían permitirnos profetizar el destino del hombre.


Es así como nace el Destino Predeterminado como idea consustancial al dogma y que nada podemos hacer para cambiarlo. En ese sentido, poco importan las actuaciones del individuo, para contrarrestar el devenir y su andanza por este mundo. Nada se puede hacer. ¿Cómo vamos a ir en contra del destino?. El efecto es perverso puesto que semejante instrucción puede ser un elemento condicionante para no hacer “nada para cambiar las cosas”. Muchos sistemas Monárquicos, Religiosos, Estamentales, de Castas y Regímenes Totalitarios en los cuales un partido (político o de clase) se hace acreedor de la verdad, encuentran aquí una fórmula perfecta de dominación. Visto así el egoísmo en el plano individual no iría más a allá de su frontera, el problema se encuentra en la forma colectiva de entender la mejor política. Ni el Liberalismo en la forma más sofisticada podría lograr semejante aberración.

Continuará..


2 comentarios:

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  2. Una vez más hago propia mi gratitud ante usted por el esfuerzo por regalarnos la oportunidad de ver por medio de una "ventana distinta”, una parte del cuento que por alguna razón, siempre nos dejan de contar, pero que gracias a la dicha del derecho del libre pensar (Democracia, hija del liberalismo), se hace presente.

    Muchos de sus postulados (teorías y realidades sociales que existen gracias a aquellos que se esforzaron en la búsqueda del desarrollismo de las ideas y que a muchos aún les cuesta reconocer por una postura radical) los reconozco; otros quizás no tanto, sin embargo, necesarios para poder establecer un aproximado punto de equilibrio (ideal de objetividad).

    Aunque el ambiente de carnaval es la novedad no pretendo ahogarlo con papelillo pero si rescatar la importancia que tienen sus escritos para nosotros, protagonistas sociales, por más minúsculo que parezca; sobre todo para quienes aún creemos en que la verdad absoluta no existe y que el progreso es necesario, con la intensión de seguir fortaleciendo lo que las brisas del conformismo intentan debilitar: la evolución de las sociedades. Sin deshumanizarnos pero conscientes que el paternalismo no es la vía y que en este mundo cabemos todos.

    Un sociedad necesita del socialismo los valores humanísticos que ella concibe (aunque unos tantos se aprovechen de la festividad para el uso del rojo) y del capitalismo la manera productiva y competitiva de sembrar igualdad del esfuerzo, muy presente en sociedades de 1er mundo como Europa (social demócratas); porque el que se esfuerza no puede ser igual al que se atiene.

    Desde Venezuela le saludo con aprecio, la Ucsar le recuerda con gratitud. Que artículos como estos sigan dando de qué hablar, es la única manera de hacer uso del derecho a la libertad de expresión.

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