No fue sino hasta
que vi el 1er debate entre los candidatos a la presidencia de EEUU
que lo entendí. Me refiero a todo el apoyo tozudo de la prensa europea de
plataforma continental a su más firme representante del Estado del Bienestar en
EEUU: Hillary Clinton. Y es que en Europa existen pocas fuentes fiables que
puedan hablar con objetividad sobre Donald Trump.
Un empresario y
un político
Nada más empezar
el debate y ya en el minuto 5 la descalificación como arma política no se hizo
esperar. En el plató dos oponentes. De un lado, una dama vestida de rojo, que
con sólo su presencia y gestos de mujer refinada, desdibuja a un tosco oponente trasladándolo a la era de las
cavernas y de otro, un empresario encendido sin un argumento que pudiera defender,
sin retórica, que sólo sabe de cuentas de resultados y de estados de ganancias
y pérdidas. Que solo sabe dirigir y pagar para que hagan el trabajo. Con un
ímpetu de jefe de dirección que daba cuenta de que en todos sus años no
había tenido experiencia política alguna tan siquiera en un centro de
estudiantes.
La representante
del partido demócrata nos engalanó con sus dotes como senadora, primera dama,
ministra, secretaria de estado, eso sin nombrar sus méritos académicos. Un discurso claramente inclusivo y dirigido a
su target, eso sí, con mucha mano izquierda. No se le escapó ningún detalle y
prácticamente habló en tono de un “para todos los norteamericanos”. Y detrás de
ese traje una persona que siempre ha vivido de los recursos del estado y de la
política y que con cierta rareza no pudo mantener un sencillo empleo de verano como lavadora de
platos en Alaska. Su conexión con
los votantes radica en una muy vieja técnica:
conectar con las necesidades de los más desfavorecidos y presentarse
como la garantía de que los sufrimientos se extinguirán con la llegada del
elegido (Ella)al poder. Esto lo puso de manifiesto con tan solo calcar las
propuestas europeas de educación universitaria gratuita y quitarles a los
ricos, con impuestos, para darle a los que tienen menos
posibilidades. Y es que hablar a los desfavorecidos y prometerles solucionar lo
que padecen, es lo que conocemos en Iberoamérica y el Sur de Europa, como la
mayor virtud política de cualquier gobernante. Dicho de otro modo: el
Populismo. El “no te preocupes que papá Estado te soluciona con el dinero de los
demás”
Diametralmente y
en oposición encontramos a Donald Trump, quien ya cuenta, con mala fama, con la enemistad de los medios de comunicación de mayor renombre en occidente y muy conocido por su tosquedad y terquedad en entender que no es poca cosa cuando se trata de
ser el presidente de una de las naciones más poderosas del mundo. A todo ello hay que agregar el desagrado de
votantes que viven en Estados Unidos pero que no quieren vivir como han
vivido hasta ahora los americanos; a punta de trabajo, de inventos y
emprendimiento individual. Esto es difícil de entender cuando solo apuestas
por un empleo seguro y pretendes descargar tus penurias en el asistencialismo, en esa
forma reductora de desigualdades que llamamos Estado de Bienestar. También juega en contra del candidato republicano, la aberración extendida y de dominio cultural de que "no hay manera de
conseguir la riqueza sino es a través del fraude". Para remate, el temperamento
y la inexperiencia para temas que probablemente nunca consideró importantes: Los políticos.
EEUU como potencia
hegemónica en cuestionamiento
La verdad es que
no sabía si reírme o llorar cuando cada uno de los candidatos colocaba en
cuestionamiento el liderazgo de EEUU en el mundo.Solo por enumerar
rasgos de facto como su capacidad militar, su tecnología y su economía ya dejan
a más de la mitad del mundo en el atraso. Eso, como apunte.
Asombró la
denuncia de la candidata demócrata, además con una ventaja que en
su caso, pareciese solo es posible partidistamente (lo de Secretaria de Estado)
cómo intereses privados están abocados en desarticular los servicios
secretos y las instituciones claves de Estados Unidos para obtener lucro y
luego países como Rusia interesados en debilitar el liderazgo de la potencia del norte. No
dejan sino la evidencia del peligro de las relaciones internacionales hoy en
día.
Los argumentos de
Trump como “no podemos ser el policía del mundo” “no podemos financiar el 70%
de la OTAN”, “Debemos hacer que los grandes capitales regresen a nuestro país”
son planteamientos poderosos para que EEUU siga ocupando el lugar que tiene y que más o
menos con el resto de países occidentales hayan logrado mantener la paz después de segunda guerra
mundial. El candidato republicano no pudo capitalizar ni uno solo. Solo quedó reducido a
racista, terco, mal hablado, islamófobo, latinófobo y maltratador de
mujeres.
La creación de
riquezas de forma legal como fuente de expansión de la vida y la libertad, en
donde sólo el hombre con su único recurso;la mente es capaz de vencer
cualquier adversidad es una tradición americana que no puede ser cegada por el Populismo. Los americanos herederos de la tradición de Washington y Jefferson
saben que no necesitan de nadie para resolver sus problemas. Un americano de a
pie, sabe que la generación de riquezas y la creación de oportunidades nunca se
han hecho desde una oficina estatal o de empleo. Los valores con los cuáles
los EEUU se han hecho grande, nunca han sido a través de medidas de corrección
de la pobreza y desigualdad, al contrario, la creación de riqueza es el mejor antídoto contra
la pobreza.
Asombra el hecho
de que la candidata demócrata aluda a problemas raciales como argumento cuando
es incontestable el color del presidente norteamericano. Y usarlo para reavivar
temas superados por la sociedad americana constituyen solo una bajeza y signo de lo que es capaz el deseo de alcanzar el poder.
Trump perdió el primer debate. Por inexperiencia y tosquedad. Quizás un mal
asesoramiento (aunque lo dudo, en ese país sobran los cracks) Habría que
esperar a ver si los argumentos demagogos de la candidata demócrata se agotaron en este primer round. Si el candidato republicano anestesia los ataques a su personalidad para el segundo choque estoy
seguro que conectará con los verdaderos valores norteamericanos. Recordemos que en Estados Unidos es en el único lugar del mundo donde el
dinero no lo es todo para ser presidente.
Y... para mis hermanos Latinos-Hispanos que viven en EEUU, especialmente aquellos que han prosperado, lamento
mucho que deseen
convertir a ese país en una República Bananera. Recuerden que ese progreso que ostentan hoy ha sido posible solo y únicamente viviendo como verdaderos estadounidenses.